domingo, 24 de mayo de 2009

Prostituta de papel

Nadie recordaba que había estado allí, adornando el hueco a la altura de la escalera de la madrugada, cubierta de polvo y con poco uso, la novia de nadie que muchos pagan, sexo de bajo precio a préstamo en el bloque F, estante 451, hogar de la virgen flor de papel situada junto al farolillo rojo de la salida de incendios.

Nadie recoge nunca el lomo de rubor carmesí, llamativo vestido complemento a su título dorado, aunque todos se fijan en él. Acaba en el bidón del reciclaje del funcionario ahorrador de espacios.

Y la máquina la observa, trituradora de papel infame, y se apiada del olor a nuevo de sus páginas comenzando el idilio, enamorada de lo que va a devorar inexorable en su trabajo.

El libro virgen de la vida que saluda a la destructora de historias, la ladrona de sueños: la cruel realidad... La asesina de musas.

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